Hoy fue un mal día. Un muy mal día, psicológicamente (?) hablando, donde termino con la garganta atragantada de cosas que quiero decir pero que para conservar las buenas relaciones, no digo. Porque sí tengo conciencia de convivencia y un mínimo de empatía por cómo se sentiría el otro si digo tal cosa y la digo de tal modo, a diferencia de lo que siento, las personas de mi entorno no tienen (algunas, obvio).
Y en realidad debí haber sabido que iba a ser un mal día porque casi me saco la mugre saliendo de mi casa (estaba mojado post lluvia y barro y yo calculando mal mi pisada) y porque se estaba despejando de manera descarada y yo salí con un abrigo que me quería sacar a mitad de camino. O sea, incomodidad total.
Hay días que me molesta más que otros (cuando no me importa) que la gente se adelante tanto a juzgarte, a casi sacrificarte y a cuestionarte por cualquier acción que hagas y supongo que hoy fue un acúmulo de factores que me tuvo molesta por esas actitudes de mierda en particular, hasta que me devolví a mi casa, me caí por fin (en slow mode, sólo ensucié la parte baja del pitufo) y llegué a comer la empanada que compré porque la revisión de prueba se alargó estúpidamente y no tenía ganas de cocinar.
A lo que iba. Da igual lo que la gente piense de uno; que piensen tal cosa de tí por x motivo o por alguna actitud que tú tengas y que ellos piensen no es la adecuada (aunque a ellos no les competa pero para nada). La cuestión que me revienta es que lleguen y te juzguen casi como sacrificándote por una weá que es tuya (irrelevante), que te lo digan en ese tono de "oh, no puedo creer que hagas eso" pero con eufemismos chantas y cínicos. Porque cuando ellos hacen algo similar y uno hace el más mínimo alcance se sienten pasados a llevar "ah, no, yo no soy así, bla bla bla = víctimas". Lo peor, a mi parecer, resulta ser el modo que te lo dicen: se creen con autoridad, creen que te pueden decir lo que quieran porque creen que tienen razón y no les importa demasiado cómo te sientas después de que ellos desparraman su mierdita. Yo la mayoría de las veces quedo en modo wtf sin saber muy bien qué decir y pongo mi cara de desprecio a poker face porque claro, si respondiera sería pendejo y un poco infantil; porque al fin y al cabo los incidentes resultan ser tan absurdos que al final del día me termino enojando más por darles importancia innecesaria. O sea, una pérdida de tiempo y ganas y de sentirse mal gratuitamente (lo cual odio).
El punto al que llegué mientras estaba acostada sobre mi pelota en la clase de pilates y veía el mundo de cabeza, fue que filo, hay días más sensibles para uno que otros y que la gente por muy amiga que sea, siempre tendrá su lado mierda / sin autocrítica igual y uno lo acepta por las cosas positivas pesan más. Yo pido lo mismo, pero supongo que a algunos les cuesta más entender a otros. Quizás algún día explote y vomite todo y deje la embarrá, pero espero no llegar a eso. Grow up, girl; me falta más de altura de mira y dejar que cosas pequeñas como estas me afecten. Y eso.
Quería llegar a una conclusión profunda mientras les comentaba que veía el mundo al revés en mi clase de pilates, pero no tiene mucho sentido: todos en mayor o menor grado somos inmaduros. Todos somos unos pendejos que creen que porque pasamos la pubertá vamos a tomar mejores decisiones que antes o que actuaremos de manera más honorable. No es cierto y no se engañen. Nos dijeron que hay que ser adultos, pero los adultos mismos no saben lo que eso significa, si no, yo no estaría escribiendo esta entrada, por ejemplo.
Al final del día, medio cansada y medio de todo, llegué a mi estado zen, donde ya no me importa nada. Mañana es probable que olvide todo este lío y que me empiece a preocupar por las cosas que realmente importan (hope so).
Bueno, basta. Tengo que hacer cosas de gente responsable y mostrar un mínimo de interés por mi pasada actual.
Me iré a Japón por un intercambio, btw. Será corto y pensaba hacer como un diario de viaje (?), pero estoy cachando que van a ser como entradas random nomás porque mi motivación tampoco es demasiada (lo dejo escrito aquí para comprometerme mínimamente con el proyecto). Un tutor se llama Mr. Mino, mínimo que sea bontio :').
Bai bai.
Y en realidad debí haber sabido que iba a ser un mal día porque casi me saco la mugre saliendo de mi casa (estaba mojado post lluvia y barro y yo calculando mal mi pisada) y porque se estaba despejando de manera descarada y yo salí con un abrigo que me quería sacar a mitad de camino. O sea, incomodidad total.
Hay días que me molesta más que otros (cuando no me importa) que la gente se adelante tanto a juzgarte, a casi sacrificarte y a cuestionarte por cualquier acción que hagas y supongo que hoy fue un acúmulo de factores que me tuvo molesta por esas actitudes de mierda en particular, hasta que me devolví a mi casa, me caí por fin (en slow mode, sólo ensucié la parte baja del pitufo) y llegué a comer la empanada que compré porque la revisión de prueba se alargó estúpidamente y no tenía ganas de cocinar.
A lo que iba. Da igual lo que la gente piense de uno; que piensen tal cosa de tí por x motivo o por alguna actitud que tú tengas y que ellos piensen no es la adecuada (aunque a ellos no les competa pero para nada). La cuestión que me revienta es que lleguen y te juzguen casi como sacrificándote por una weá que es tuya (irrelevante), que te lo digan en ese tono de "oh, no puedo creer que hagas eso" pero con eufemismos chantas y cínicos. Porque cuando ellos hacen algo similar y uno hace el más mínimo alcance se sienten pasados a llevar "ah, no, yo no soy así, bla bla bla = víctimas". Lo peor, a mi parecer, resulta ser el modo que te lo dicen: se creen con autoridad, creen que te pueden decir lo que quieran porque creen que tienen razón y no les importa demasiado cómo te sientas después de que ellos desparraman su mierdita. Yo la mayoría de las veces quedo en modo wtf sin saber muy bien qué decir y pongo mi cara de desprecio a poker face porque claro, si respondiera sería pendejo y un poco infantil; porque al fin y al cabo los incidentes resultan ser tan absurdos que al final del día me termino enojando más por darles importancia innecesaria. O sea, una pérdida de tiempo y ganas y de sentirse mal gratuitamente (lo cual odio).
El punto al que llegué mientras estaba acostada sobre mi pelota en la clase de pilates y veía el mundo de cabeza, fue que filo, hay días más sensibles para uno que otros y que la gente por muy amiga que sea, siempre tendrá su lado mierda / sin autocrítica igual y uno lo acepta por las cosas positivas pesan más. Yo pido lo mismo, pero supongo que a algunos les cuesta más entender a otros. Quizás algún día explote y vomite todo y deje la embarrá, pero espero no llegar a eso. Grow up, girl; me falta más de altura de mira y dejar que cosas pequeñas como estas me afecten. Y eso.
Quería llegar a una conclusión profunda mientras les comentaba que veía el mundo al revés en mi clase de pilates, pero no tiene mucho sentido: todos en mayor o menor grado somos inmaduros. Todos somos unos pendejos que creen que porque pasamos la pubertá vamos a tomar mejores decisiones que antes o que actuaremos de manera más honorable. No es cierto y no se engañen. Nos dijeron que hay que ser adultos, pero los adultos mismos no saben lo que eso significa, si no, yo no estaría escribiendo esta entrada, por ejemplo.
Al final del día, medio cansada y medio de todo, llegué a mi estado zen, donde ya no me importa nada. Mañana es probable que olvide todo este lío y que me empiece a preocupar por las cosas que realmente importan (hope so).
Bueno, basta. Tengo que hacer cosas de gente responsable y mostrar un mínimo de interés por mi pasada actual.
Me iré a Japón por un intercambio, btw. Será corto y pensaba hacer como un diario de viaje (?), pero estoy cachando que van a ser como entradas random nomás porque mi motivación tampoco es demasiada (lo dejo escrito aquí para comprometerme mínimamente con el proyecto). Un tutor se llama Mr. Mino, mínimo que sea bontio :').
Bai bai.